Si te has encontrado con la situación de que no has podido decir «NO» o habitualmente sueles decir «SI» cuando realmente quieres decir «NO», te explicamos el por qué cuesta tanto decir «NO».

Nos cuesta mucho decir “no”, por nuestra necesidad de querer agradar a los demás, por miedo a ser rechazado o tener más inseguridades, si esto no sucede. Si nos rechazan, nos podrán excluir de su vida y esto hace con que perdamos nuestro lugar en el mundo. Es una cuestión de supervivencia.

Si nos remontamos a 200 mil años atrás, el peor castigo que le podía pasar a una comunidad era no ser reconocido por el grupo y por ende, el ser rechazado por él. Evolutivamente, el bebé hará lo que sea, para mantenerse vivo y hará todo lo posible para agradarnos, para poder sobrevivir.

Entonces, es supervivencia el motivo por el que nos cuesta decir «no». Pero, ¿sabes los beneficios de decir «no»? 

¿Cuáles son los beneficios del “no”?

Si digo “no” al otro, estaré diciendo “sí” a mi misma; estaré respetándome y haciéndome respetar; me sentiré más confiante y más segura. Seré libre para dar voz a mí misma.

El filósofo Friedrich Nietzsche, dice que la transformación de la conciencia pasa por 3 etapas: Es decir, podemos responder a los demás de 3 maneras: Como el camello, el león y el niño.

El camello lleva su carga diciendo siempre que sí, obedece y complace a los demás, resignándose a su condición de impotencia y con la convicción de que siempre tiene que hacerlo. De esta manera, satisface la expectativa de los demás, renunciando a sus propias necesidades, lo que le hace sentirse cansado y con baja energía.

En cambio, el león está siempre a la defensiva, marcando su territorio, pendiente siempre del otro, que lo puede manipular, y perder así, su libertad. Al contrario del camello, el león suele tener mucha rigidez corporal y mucha tensión.

El niño, en el sentido de su inocencia, espontaneidad y naturalidad, dice “si”, a sí mismo. Es abierto, flexible y no se resiste al otro.

Necesitamos tiempo para tomar una decisión, puesto que siempre habrá consecuencias, tanto si decimos que “si” o que “no”. La cuestión es sostener estas consecuencias. Siempre hay que priorizar lo que queremos realmente. Tenemos que decir más veces que “si”, a nosotros mismos.

Si te has sentido identificado con este post, no te agobies, tiene solución y a la larga podrá tener muchos más beneficios de los que piensas. Di «no» a los demás y di «si» a uno mismo. Si no puedes hacerlo sol@, contáctanos y en nuestra consulta de psicología en Tarragona  te ayudaremos a que cada vez te cueste menos decir «no». 

Y tú, ¿sabes decir “no” a los demás?

 

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